viernes, 17 de febrero de 2012

Testimonio

Cuando estaba por entrar a Egipto,  le dijo a su esposa Saray:  "Yo sé que eres una mujer muy hermosa.
Estoy seguro que en cuanto te vean los egipcios,  dirán:  Es su esposa;  entonces a mí me matarán,  pero a ti te dejarán con vida.
Por favor,  di que eres mi hermana,  para que gracias a ti me vaya bien y me dejen con vida." Cuando Abram llegó a Egipto,  los egipcios vieron que Saray era muy hermosa.
También los funcionarios del faraón la vieron,  y fueron a contarle al faraón lo hermosa que era.  Entonces la llevaron al palacio real.
Gracias a ella trataron muy bien a Abram.  Le dieron ovejas,  vacas,  esclavos y esclavas,  asnos y asnas,  y camellos. Pero por causa de Saray,  la esposa de Abram,  el Señor castigó al faraón y a su familia con grandes plagas. Entonces el faraón llamó a Abram y le dijo:  "¿Qué me has hecho?  ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? ¿Por qué dijiste que era tu hermana?  ¡Yo pude haberla tomado por esposa!  ¡Anda,  toma a tu esposa y vete!" Y el faraón ordenó a sus hombres que expulsaran a Abram y a su esposa,  junto con todos sus bienes.  (Génesis 12:11-20)

Cuando leemos este pasaje, vemos que un rey pagano reprende a el gran hombre de Dios. Obviamente Abraham no era un hombre perfecto, cada uno de nosotros tenemos errores, pero lo más triste es cuando el mundo nos reprende por actuar afuera de nuestras morales dando mal testimonio de nuestro Dios.

El testimonio es lo más precioso del Cristiano, cualquier persona puede predicar y decir buenas palabras pero el mundo ya esta arto de nuestras  palabras y desean ver integridad en acción. Esto es exactamente lo que nos enseña las escrituras.

Así que tengan cuidado de su manera de vivir.  No vivan como necios sino como sabios,
aprovechando al máximo cada momento oportuno,  porque los días son malos.
(Efesios 5:15-16)

Esto es importante porque muchos jamás van a leer la biblia, sin embargo nuestras vidas puede ser la única biblia que van a leer y estudiar.

Ustedes mismos son nuestra carta,  escrita en nuestro corazón,  conocida y leída por todos.
  Es evidente que ustedes son una carta de Cristo,  expedida* por nosotros,  escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente;  no en tablas de piedra sino en tablas de carne,  en los corazones.
 (2 Corintios 3:2-3)

Pastor Hassan Villegas

No hay comentarios:

Publicar un comentario