jueves, 19 de enero de 2012

Un gran vaso de agua sucia - Capitulo uno del libro "porn again" por Mark Driscoll


Dios dice que en vez de satisfacer su sed tomando de las fuentes de agua
viva, el pueblo de Dios está tomando de estanques hechos por el hombre
(Jeremías 2:13). Esta metáfora cuadra muy bien en un mundo donde
hombres como Tom Leykis, el Dr. Drew, Howard Stern, y una legión de revistas
para hombres y proveedores de pornografía se vuelven ricos vendiendo vasos
de agua estancada a los hombres sedientos a lo largo y ancho de nuestro país, y
muchos de ellos incluso dicen ser hijos de Dios. Mientras tanto, solo la iglesia
tiene acceso a las aguas vivas de la perfecta Palabra de Dios, no obstante ha
fallado en inculcarles masculinidad a los hombres en cualquier área, sobre todo
en el área de la sexualidad.


Las causas de este pecado de omisión son muchas. Primero, existe una
tendencia entre las iglesias de quitarles la responsabilidad a los teólogos de
enseñar la sexualidad y dársela a los consejeros seculares, cuya losofía está
dominada por conceptos antibíblicos de la evolución de la humanidad y los
géneros. Este error impide que la iglesia hable sobre hombres y mujeres ya
que solo les es permitido ver el los rasgos externos no de sexualidad. Segundo,
dada la naturaleza amanerada de algunos pastores e iglesias, hace que muchos
hombres varoniles no se sientan acogidos en lo que perciben ser una organización
exclusivamente para mujeres, niños, y hombres más débiles. Tercero, los pastores
más débiles generalmente mani estan cierta timidez al no incurrir en temas
controvertidos, y asuntos sexuales en particular. Por último, la triste realidad es
que muchos pastores son adictos a sus propios pecados sexuales, y languidecen en
relaciones sexuales insatisfactorias o infrecuentes con sus esposas, y por ende son
incapaces de hablar abiertamente de temas sexuales al sentirse descali cados o
incompetentes en la materia.


Para poder hablar de la pornografía y la masturbación debo hablar con
franqueza, con la misma franqueza que usan las Escrituras al abordar temas
importantes. En 2 Timoteo 3:16, Dios dice por medio de Pablo que, «Toda la
Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instruir en justicia». Estas escrituras que Dios inspiró para bene cio nuestro,
incluyen discusiones sexuales muy abiertas en los libros de Cantares y Ezequiel.
En Ezequiel 16:25-27, Dios dice, «En toda cabeza de camino edi caste lugar
alto, e hiciste abominable tu hermosura, y te ofreciste a cuantos pasaban, y
multiplicaste tus fornicaciones. Y fornicaste con los hijos de Egipto, tus vecinos,
gruesos de carnes; y aumentaste tus fornicaciones para enojarme. Por tanto, he
aquí que yo extendí contra ti mi mano, y disminuí tu provisión ordinaria, y te
entregué a la voluntad de las hijas de los listeos, que te aborrecen, las cuales se
avergüenzan de tu camino deshonesto».


También en Ezequiel 23:18-21, Dios dice, «Así hizo patentes sus
fornicaciones y descubrió sus desnudeces, por lo cual mi alma se hastió de
ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana. Aun multiplicó sus
fornicaciones, trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales había
fornicado en la tierra de Egipto. Y se enamoró de sus ru anes, cuya lujuria
es como el ardor carnal de los asnos, y cuyo ujo como ujo de caballos. Así
trajiste de nuevo a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios
comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud». Dios básicamente dice que
las personas de su pueblo son unas rameras por levantarse la camisa como si fuera
Mardi Gras, corriendo detrás de hombres con penes enormes y eyecciones de
semen como la de caballos.


Aunque Dios habló con franqueza a Israel, no es insensible o grosero
como algunos cretinos de colegio que pierden el tiempo en un vestuario. Dios
es honesto y directo al hablar de la verdad, y su pueblo no debe ser hipócrita
al tratar de usar palabras que consideran más santas de las que usaría Dios. En
nuestra era lascivia y perversa, nosotros, al igual que nuestro Padre, debemos
evitar usar palabras insensibles o groseras, pero sabiamente debemos hablar con
denuedo y franqueza sobre el gozo y la belleza de la intimidad sexual cuando se
limita a las amorosas directivas de Dios quien creó al hombre y le dio deseos
sexuales. Debemos rehusar el uso de palabras santurronas, o jergas o dichos, como
decir que el adulterio es sólo «echarse una cana al aire», que la fornicación es
sólo «salir con alguien», y que los pervertidos son sólo «amantes», porque Dios
usa palabras francas para hablar de pecados deplorables a n de que sintamos lo
asquerosos que son, sin usar anestesia.
 
Pastor Mark Driscoll
Fragmento del libro Porn Again
Capitulo 1

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