Ser sabio es vivir conforme a la voluntad de Dios, andando en su gracia. Según Proverbios 1:7,
el principio de la sabiduría es ser temeroso de Dios.
Las Escrituras se refieren continuamente al único Dios verdadero como el Dios de gloria.
Eso significa que Dios debe tener más preeminencia y relevancia en la vida de su pueblo, y que los deseos pecaminosos en nosotros y las normas culturales que nos rodean deben verse como algo antinatural y depravado al compararlas con Él.
Dicho sencillamente, hasta que usted no tema a Dios y le dé preeminencia e importancia en su vida, seguirá siendo un necio indisciplinado.
Por eso he provisto los siguientes pasajes bíblicos para infundirle el temor de Dios, para que vea lo santo que Él es, y su poder, en vez de visualizarlo como alguien menos santo, y para que entienda que su pecado es más impío de lo que cree.
En 1 Pedro 4:3 leemos: «Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que
agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías».
Aquí Pedro invita a los hombres de Dios a no regresar a una vida regida por patrones de conducta paganos y a la perversión sexual.
En 1 Juan 2:15-17 nos insta, «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre».
La seria advertencia de Juan es que los deseos de los ojos continuamente son seducidos por imágenes y perversiones del mundo en que vivimos, y que debemos mantenernos alertas para no amar los pecados tentadores del mundo. Las advertencias de Juan son todavía más urgentes en una cultura donde con la ayuda de la tecnología ahora es más fácil ver a alguien desnudo que sacar algo de la nevera, puesto que para sacar algo de la nevera al menos tiene que pararse y caminar.
1 Juan 3:9 nos enseña, «Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque
es nacido de Dios».
Aunque 1 Juan 1:8 nos dice claramente que ningún hombre de Dios puede llegar a ser perfecto en esta vida, Dios promete que los hombres cristianos tienen la capacidad de apartarse de toda clase de pecados habituales, incluyendo los pecados sexuales, que por lo general se aceptan como enemigos
invencibles. Prácticamente esto significa que el pecado sexual no debe ser controlado, sino muerto, puesto que Jesús murió por causa de él.
En 1 Corintios 5:9-11 Pablo dice, «Os he escrito por carta, que no os juntéis
con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o
con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería
necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que,
llamándose hermano, fuere fornicario…con el tal ni aun comáis».
Sencillamente, cualquier hombre que se considera cristiano y practica la inmoralidad sexual, sin
arrepentirse de ella, no es adecuado para tener como amigo cristiano ni debe estar
en comunidad hasta que se arrepienta, porque está corrompiendo a sus amigos
en la iglesia con su perversión.
La dura y fría realidad es que la mayoría de las luchas internas de los hombres son conocidas solo por sus amigos cristianos, y a menos que estos sean lo su cientemente hombres y dejen de discutir sobre asuntos teológicos estúpidos e irrelevantes, e inviertan sus energías para responsabilizarse
unos con otros para controlar sus impulsos sexuales, la amistad cristiana no será
más que una farsa cristiana.
En 1 Corintios 10:8, Pablo dice, «Ni forniquemos, como algunos de ellos
fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil».
Hablando del pueblo de Dios, en Éxodo Pablo nos advierte que a lo largo de la historia Dios se hartó tanto por el pecado sexual que mató multitudes de personas perversas en el desierto, al igual
que en sitios como Sodoma y Gomorra. Sí, Dios da muerte a algunas personas.
A veces lo hace repentinamente y a veces lo hace paulatinamente, como con las enfermedades venéreas o sexualmente transmitidas. Peor aún, algunas víctimas del pecado sexual también padecen enfermedades, como un amigo mío que le dio herpes a su esposa; o hasta la muerte, como los hombres que les dan SIDA a sus esposas. Sin embargo, ¿en realidad quiere ser el tipo que tiene el ratón de la computadora en una mano y se rasca la comezón del pene con la otra, y se
presenta delante de Jesús buscando la manera de explicarse?
En 1 Corintios 6:9-10, Pablo dice, « ¿No sabéis que los injustos no heredarán
el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras…heredarán el reino de Dios».
Obviamente Dios toma tan en serio los pecados de sus hombres, que los que siguen esclavizados al pecado sexual mueren en sus pecados y se despiertan en el tormento eterno del infierno. Claro, las personas desnudas que ven son muy «calientes»… pero el infierno es muchísimo más caliente.
Concretamente, lo que quiero implorarles con todas estas advertencias de las Escrituras, es que tomen muy en serio cualquier pecado sexual que cometan, así como Dios lo toma en serio. Ahora que hemos enfocado en Dios nuestra discusión sobre el pecado sexual, estamos listos para abordar los asuntos específicos de la pornografía y la masturbación que tienen a tantos hijos de Dios esclavizados.
el principio de la sabiduría es ser temeroso de Dios.
Las Escrituras se refieren continuamente al único Dios verdadero como el Dios de gloria.
Eso significa que Dios debe tener más preeminencia y relevancia en la vida de su pueblo, y que los deseos pecaminosos en nosotros y las normas culturales que nos rodean deben verse como algo antinatural y depravado al compararlas con Él.
Dicho sencillamente, hasta que usted no tema a Dios y le dé preeminencia e importancia en su vida, seguirá siendo un necio indisciplinado.
Por eso he provisto los siguientes pasajes bíblicos para infundirle el temor de Dios, para que vea lo santo que Él es, y su poder, en vez de visualizarlo como alguien menos santo, y para que entienda que su pecado es más impío de lo que cree.
En 1 Pedro 4:3 leemos: «Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que
agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías».
Aquí Pedro invita a los hombres de Dios a no regresar a una vida regida por patrones de conducta paganos y a la perversión sexual.
En 1 Juan 2:15-17 nos insta, «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre».
La seria advertencia de Juan es que los deseos de los ojos continuamente son seducidos por imágenes y perversiones del mundo en que vivimos, y que debemos mantenernos alertas para no amar los pecados tentadores del mundo. Las advertencias de Juan son todavía más urgentes en una cultura donde con la ayuda de la tecnología ahora es más fácil ver a alguien desnudo que sacar algo de la nevera, puesto que para sacar algo de la nevera al menos tiene que pararse y caminar.
1 Juan 3:9 nos enseña, «Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el
pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque
es nacido de Dios».
Aunque 1 Juan 1:8 nos dice claramente que ningún hombre de Dios puede llegar a ser perfecto en esta vida, Dios promete que los hombres cristianos tienen la capacidad de apartarse de toda clase de pecados habituales, incluyendo los pecados sexuales, que por lo general se aceptan como enemigos
invencibles. Prácticamente esto significa que el pecado sexual no debe ser controlado, sino muerto, puesto que Jesús murió por causa de él.
En 1 Corintios 5:9-11 Pablo dice, «Os he escrito por carta, que no os juntéis
con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o
con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería
necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que,
llamándose hermano, fuere fornicario…con el tal ni aun comáis».
Sencillamente, cualquier hombre que se considera cristiano y practica la inmoralidad sexual, sin
arrepentirse de ella, no es adecuado para tener como amigo cristiano ni debe estar
en comunidad hasta que se arrepienta, porque está corrompiendo a sus amigos
en la iglesia con su perversión.
La dura y fría realidad es que la mayoría de las luchas internas de los hombres son conocidas solo por sus amigos cristianos, y a menos que estos sean lo su cientemente hombres y dejen de discutir sobre asuntos teológicos estúpidos e irrelevantes, e inviertan sus energías para responsabilizarse
unos con otros para controlar sus impulsos sexuales, la amistad cristiana no será
más que una farsa cristiana.
En 1 Corintios 10:8, Pablo dice, «Ni forniquemos, como algunos de ellos
fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil».
Hablando del pueblo de Dios, en Éxodo Pablo nos advierte que a lo largo de la historia Dios se hartó tanto por el pecado sexual que mató multitudes de personas perversas en el desierto, al igual
que en sitios como Sodoma y Gomorra. Sí, Dios da muerte a algunas personas.
A veces lo hace repentinamente y a veces lo hace paulatinamente, como con las enfermedades venéreas o sexualmente transmitidas. Peor aún, algunas víctimas del pecado sexual también padecen enfermedades, como un amigo mío que le dio herpes a su esposa; o hasta la muerte, como los hombres que les dan SIDA a sus esposas. Sin embargo, ¿en realidad quiere ser el tipo que tiene el ratón de la computadora en una mano y se rasca la comezón del pene con la otra, y se
presenta delante de Jesús buscando la manera de explicarse?
En 1 Corintios 6:9-10, Pablo dice, « ¿No sabéis que los injustos no heredarán
el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras…heredarán el reino de Dios».
Obviamente Dios toma tan en serio los pecados de sus hombres, que los que siguen esclavizados al pecado sexual mueren en sus pecados y se despiertan en el tormento eterno del infierno. Claro, las personas desnudas que ven son muy «calientes»… pero el infierno es muchísimo más caliente.
Concretamente, lo que quiero implorarles con todas estas advertencias de las Escrituras, es que tomen muy en serio cualquier pecado sexual que cometan, así como Dios lo toma en serio. Ahora que hemos enfocado en Dios nuestra discusión sobre el pecado sexual, estamos listos para abordar los asuntos específicos de la pornografía y la masturbación que tienen a tantos hijos de Dios esclavizados.
Pastor Mark Driscoll
Fragmento del libro Porn again
Fragmento del libro Porn again
Capitulo 2
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