jueves, 29 de septiembre de 2011

Libro por Pastor Juan Domingo Capitulo 9

Sé Sanado:

"Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia." Mateo 10:7,8

Aquí tenemos las instrucciones de Jesús a sus discípulos. Ellos fueron llamados a seguir su ejemplo de cómo ministrar. Anteriormente Mateo dice, "Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo." La vida de Cristo fue caracterizada por el balance. Aquí le vemos enseñando, predicando y sanando. Ya sabemos la importancia de predicar y enseñar la Palabra de Dios. 

Necesitamos tomar un momento para reflexionar en como debemos ser instrumentos para sanar a los enfermos. Una parte para sanar a los enfermos es construir hospitales cristianos y clínicas en partes del mundo donde la gente sufre por falta de atención médica. Quizá eres un doctor o una enfermera. Puedes tomar parte de tus vacaciónes para ministrar a las necesidades en lugares azotados por la pobreza. No obstante, la parte principal de la sanidad, es sencillamente orar por los enfermos donde quiera que esten. 

De vez en cuando, nos sentimos guiados a pararnos delante de un limosnero ciego o manco y preguntar si podemos orar por él. Casi siempre al comenzar a hacer intercesión a Cristo por ellos para sanarlos, la persona comienza a llorar por el hecho de que tomamos tiempo para orar por ellos. No me importa tanto si la persona ciega comienza a ver (lo hemos visto suceder) porque el tomar tiempo para orar dice al enfermo que lo amamos y nos importa su vida. Y ellos responden al evangelio. 

Encuentro a muchos cristianos preocupandose por ver "resultados". Quizá es una parte de la motivación personal que personas tienen para "lograr el éxito". La verdad es que nuestra responsibilidad es únicamente obedecer y creer. Obedecemos, oramos y creemos que Dios los va a sanar en su tiempo. Sabemos que Jesús tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias, "Por sus llagas ya fuimos curados".

En Matéo Capítulo 8, Cristo aplica esta Escritura para sanidad física, aunque también puede referirse a sanidad espiritual. Sabemos que "Jehová es nuestro Sanador", Jehová Rafa, uno de los nombres de Dios en hebreo. La pregunta no es si Dios quiere sanar hoy o no, sino su tiempo de sanar. Yo sé que Dios va a sanar todas nuestras enfermedades, aunque a veces no recibimos aquella sanidad hasta heredar nuestros cuerpos nuevos en el Cielo. Una cosa es segura- no va a ver nada de sufrimiento ni enfermidad allá. Parece que en las ciudades donde hemos vivido, nos volvemos conocidos... ¡en los hospitales! Nos llaman por nombre y nos preguntan la razón por la visita: epilépsia, tifoidéa, amibas, histerectomía, vesícula, hernia, operaciones de garganta, asma, pulmonía, hepatitis, choque hipoglucemica, tuberculosis, o algo nuevo. Hemos visto nuestros pequeños en comas y casi morir. Pero también hemos visto al Señor hacer sanidades sobrenaturales- ¡completos con rayos X y testimonios de doctores que dicen que eran milagros genuinos!

Así que, ora por alguien enfermo hoy, y quizá Dios hará un milagro total. ¡Quizá mientras que estes orando por otra persona, Dios te sanará a ti! Al dar gratuitamente, El Señor te dará a ti libremente. Tenemos la tendencia de pensar demasiado en nuestras propias vidas. Tenemos que olvidar de pensar en nuestras necesidades e ir a tocar a otra vida en necesidad. Hay que orar por ellos. Quién sabe... ¡a lo mejor Cristo te tocará a ti!

No hay comentarios:

Publicar un comentario