viernes, 16 de septiembre de 2011

Libro por el Pastor Juan Domingo Capitulo 8

Santidad:

"Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados." Isaías 57:15 

Dios es Santo

Mientras vamos conociendo por experiencia a Dios, llegamos a ser como El. El conocer a Jesucristo es amarle. ¿Qué quiere decir cuando decimos que Dios es Santo? Aquí vemos que su propio nombre refleja quien es: Santo. Nuestra reacción debe ser postrarnos delante del Señor temblando ante nuestro Creador. No es que tengamos miedo de El, más bien es temer al pecado que tan facilmente nos atrapa. 

Egoismo

Los pecados del "yo" nos engañan con facilidad. La confianza en nosotros mismos y no en Dios... amarnos a nosotros mismos y no a Dios... mentir para protejernos... pensar siempre en nosotros, todos estos pecados nos destruyen. Pero al ver a Dios como realmente es, nos vemos a nosotros como realmente somos. 

 Se trata de Dios

Cuando comienzas a servir al Señor, mucha gente te dice que has sido una bendición en sus vidas y que Dios te ha usado. ¡No lo escuches! Sonríe y deja lo que dicen entrar por un oído y salir por el otro. No olvides que Dios escogió "lo vil del mundo y lo menospreciado" y lo necio para avergonzar a los sabios. Debes asombrarte que el Señor puede usar alguien tan bajo como tú. En los capítulos 1-5 de Isaías, el profeta está juzgando a todos, diciendo, "¡Ay de ti y de ti y de ti! Nosotros criticamos a otros para sentirnos mejor. Juzgamos a otros porque nos sentimos superiores a ellos. Nos hemos engañado, cegados por nuestro orgullo. De repente, en el Capítulo 6, Isaías ve al Señor alto y sublime. Ve a los ángeles clamando, "¡Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos!" El ve al Señor como realmente es y a sí mismo como realmente era. "¡Ay de mí! que soy muerto... inmundo de labios."

 De regreso al Calvario

Es una cosa ser traspasado por la espada de la verdad y otra cuando se da vuelta la espada en la herida. Que haya dolor en nuestros corazones por ofender al Señor por nuestro orgullo. La única forma en que Cristo puede crecer en nuestra vida es que seamos humillados. Así como la roca que fue golpeada dio agua para Moisés, necesitamos ser golpeados para que Dios pueda derramar su agua viva a través de nosotros. Un teólogo dijo, "Para que Dios pueda usar a una persona poderosamente, primero la tiene que herir profundamente. El único camino a la gloria tiene que pasar primeramente por Calvario. 

Menguar para que El crezca

Para ser exaltado, primero tenemos que ser humillados. Pablo escribe, "Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él." Estos no son sufrimientos vicarios, como unos dicen, sino el resultado de seguir sus pisadas. La buena noticia es, "No quebrará la caña cascada," y El hará "vivir el espíritu de los humildes y para vivificar el corazón de los quebrantados." Este es el camino al avivamiento. El Señor te ama y es por eso que tiene tanta paciencia para humillarte, porque los únicos habitantes del Cielo serán los que tienen un espíritu humilde. "Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes." "¡Humillaos delante del Señor, y él te exaltará!" 

 

Juan Domingo

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