¡Ayuda, soy codo!
Uno de los problemas más grandes que existen en nuestra sociedad y en nuestras iglesias es el problema del egoísmo. El crecimiento de la mercadotecnia y la tecnología han aumentado este problema porque tienen que ver con cómo mejorar tu vida. Y el resultado de combinar nuestra naturaleza egoísta con una sociedad completamente dada a alimentar nuestro deseo de comodidad y poder es que todos somos codos.
Ese es el problema, todos nos amamos, nos queremos, y por naturaleza se nos hace difícil compartir, cual es la solución?
1. Ver todo lo que tienes no como un logro personal pero un regalo de Dios
Una de las escusas para no ser generosos es pensar, me costó mucho trabajo ganarme este dinero, ¿para que lo voy a compartir? Eso no es del todo cierto porque es Dios es que te da tus bienes y la habilidad de gozar de ellos Ecl 5:19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Todo lo que tienes no es lo que has ganado, sino lo que has recibido
2. Ver las necesidades ajenas como oportunidades envés de cargas
Cuando ves una necesidad (ya sea una oportunidad de servir en un evento en la iglesia, o alguna causa a la cual puedes apoyar, o un amigo que no tiene para comer) como una oportunidad vas a apoyar porque quieres no porque te sientes obligado. Cuando vez la generosidad como una bendición envés de una obligación es cuando vas a disfrutar el dar más que tu bienestar y comodidad.
3. Ver el dar como alabanza a Dios
Cristo dice que si das un vaso de agua fría en su nombre es como si se la dieras a él. Cuando entiendes que de tu generosidad a los demás es alabanza a Dios hace que estés mucho más dispuesto a compartir porque dar a alguien que necesita no solamente ayuda a la persona pero glorifica a Dios. El egoísmo es querer glorificar tu vida, la alabanza es querer glorificar a Dios con tu vida. La alabanza empieza cuando tú no eres el que recibe la gloria pero el que da la gloria a Dios.
Jonathan
No hay comentarios:
Publicar un comentario